Ferrallista


Descripción del puesto y principales tareas


El ferrallista construye las armaduras metálicas necesarias para realizar los elementos constructivos de hormigón armado de las edificaciones. Asimismo, organiza y prepara el tajo y los medios materiales necesarios para realizar dichas armaduras en condiciones óptimas de rendimiento.

  • Preparar los materiales en las condiciones de forma, longitud y características geométricas adecuadas para cada armadura.
  • Construir las armaduras en el taller, lo que implica medir, cortar y doblar las barras de acero, según las necesidades.
  • Instalar y montar en la obra las armaduras construidas en el taller y otras confeccionadas "in situ", para su posterior hormigonado.
  • Organizar el almacén de ferralla (alambres, barras, mallazos y piezas preformadas) y controlar la calidad de estos materiales.

El casco a utilizar debe cumplir con la norma EN 397 + A1.

Las condiciones recomendadas para el casco del oficio de ferrallista son:

  • Disponer de un buen sistema de ajuste, tipo ruleta o similar, ya que es habitual adoptar posturas que suponen inclinar en exceso la cabeza, se trabaja por encima del nivel de la vista o en posiciones forzadas.
  • Debe ser ligero.
  • Dado que los trabajos se realizan generalmente en el exterior, se recomienda seleccionar modelos de casco a los que se le puedan acoplar sistemas de acondicionamiento de temperatura.

  • En trabajos en túneles, carreteras se recomienda el uso de cascos de alta visibilidad con elementos reflectantes.


Los guantes que se precisan para los trabajos de ferrallado son guantes contra riesgo mecánico, que deben cumpir con la norma UNE-EN 388.

Se recomienda que dispongan de un nivel alto en resistencia a la abrasión y al rasgado, puesto que estos trabajadores manipulan durante toda la jornada barras de acero corrugado. Un valor alto en la prueba de desgarro y abrasión es un indicio positivo que de que el guante es resistente y duradero.

Si se manejan máquinas o herramientas se debe tener en cuenta que un guante con un nivel alto de resistencia al rasgado no debe utilizarse en situaciones en las que exista riesgo de atrapamiento por partes móviles de máquinas o herramientas.

Deberán disponer de una buena desteridad para no interferir en el manejo de las herramientas manuales que se utilizan. Los modelos realizados con materiales flexibles, elásticos, de poco grosor y forma anatómica favorecen la destreza y la reducción de la fatiga de las manos.

Se seleccionarán guantes que eviten el exceso de sudoración, como pueden ser los fabricados con materiales transpirables, con el dorso ventilado o con material textil absorbente en el interior.


 


Se utilizará en trabajos en los que exista riesgo de proyección de partículas, tanto sólidas como líquidas, que puedan impactar en los ojos, se utilicen radiales, taladros, percutores, se trabaje por encima del nivel de la vista, etc.

Una de las condiciones que se debe tener en cuenta al utilizar este tipo de protección, es el tiempo de uso, para poder determinar la clase ocular del equipo a utilizar.

Clase óptica 1 para usos prolongados.

Clase óptica 2 para usos intermitentes

Clase óptica 3 para usos esporádicos.


 


El calzado que se recomienda utilizar a ferrallistas es calzado de seguridad S3, preferiblemente botas, para proteger mejor el pie de posibles golpes.

En zonas encharcadas o con barro se utilizará calzado S5.


 


En las tareas propias del puesto no es habitual la generación de contaminantes respiratorios, pero en determinadas fases de obra, como por ejemplo movimiento de tierras, en las que se genere polvo, se deberá utilizar protección respiratoria. El tipo de equipo a utilizar puede ser mascarilla FFP.

Es importante realizar un buen ajuste de los equipos de protección respiratoria para que su función de filtrado sea eficaz.


 


Se deberá utilizar protección auditiva en tareas en las que exista un alto nivel de ruido provocado por el propio trabajador al utilizar herramientas eléctricas o maquinaria ruidosa, por el ruido ambiental generado por otros oficios concurrentes o en situaciones de un nivel de ruido muy alto, aunque la exposición sea corta.

El tipo de protectores a utilizar dependerá, sobre todo, del tipo de ruido al que se esté expuesto y del tiempo de exposición.

Una solución adecuada pueden ser los tapones, de un solo uso o reutilizables. En el caso de utilizar tapones reutilizables se controlarán las condiciones higiénicas de uso para evitar contaminar el canal auditivo.


 


En aquellas situaciones de trabajos con riesgo de caída en alturas superiores a 2 m, en las que no ha sido posible la colocación de protecciones colectivas se utilizarán sistemas de protección anticaidas. Estos sistemas consisten, siempre, en arnés, conector y anclaje.

En la mayoría de los casos, el sistema a utilizar será un sistema de retención, que limite el acceso a la zona de peligro en la que puede tener lugar la caída.

Es importante remarcar que, para la elección de un sistema anticaídas, además de tener en cuenta los riesgos y el entorno, se debe elegir un arnés, un sistema de conexión y un sistema de anclaje y estos tres elementos deben ser compatibles.

Para más sobre los EPI utilizados en trabajos en altura y el procedimiento de selección consulta la página web de la Fundación Laboral de la Construcción.